Érase una vez, que se era, en una realidad paralela muy normal, en una ciudad muy normal, en una familia tradicional muy normal, católica muy normal, que nació una niña que trajo la alegría y la ilusión a sus padres ante la expectativa de ese retoño.
Desde siempre, los amantes progenitores le dieron a su hija lo mejor, una educación exquisita, los vestidos más bonitos, y sobre todo, mucho cariño cristiano, con lo cual la niña creció feliz y sonriente junto a su familia, que tanto la apreciaba.
Y como es ley de vida, la chiquilla se convirtió en una
linda mujercita que hacía nacer los
deseos más libidinosos entre el sexo masculino. A sus pies
caían como moscas, atraídos por las líneas
curvas que definían su esbelto cuerpo. Bueno,
la realidad es que
ella los buscaba desesperadamente.Pero a la linda muchacha, le faltaba algo, se sentía perdida en un mar de confusión espiritual. No encontraba su sitio en el mundo a pesar de que gozaba de la admiración de sus pretendientes y el amor de su familia.
Pero todo acabó cuando conoció a su primer am-O-r. El jovenzuelo no era muy apuesto, ni tampoco muy listo, ni alto, ni avispado ni tenia alguna cualidad visible, pero Lady encontró en él algo inexplicable, que nosotros tampoco hemos llegado a saber que es. (Cosas del amor, suponemos), O más bien de sus hormonas alteradas buscando la fricción que da esa felicidad horizontal, vertical, a 4 patas, de espalda, da igual, toooo sea por la fricción placentera, ya que su deseo intimo, no le dejaba pensar en otra cosa.
Hacían una extraña pareja, él con su enorme culo, y ella con sus prietos pantalones, pero se paseaban por el canal pregonando su amor a los cuatro vientos y marchitando rosas al pasar.
Más, una noche, cuando la tierna muchacha se había preparado para entregarle la flor a su amado, no una rosa, precisamente, sino la flor de su vida, su honor, su razón de ser, se encontró con una desagradable sorpresa:
Lady_Sith: Cariño, ¿qué es eso que tienes ahí colgado, un condon, una tripa de cerdo? , dijo Lady Sith con cara de asco.
Amado: Nada, mi vida, que no me he operado de fimosis y tengo el pellejo muy grande, ¿pero no te importa verdad?
Lady_Sith: ¿Qué no me importa?, pero si parece el pellejo de una salchicha cocida y arrugada, o la piel de un salchichón, ¡Pero qué asco! ¡Fuera de mi vista pellejo andante!
Las nalgas voluptuosas se alejaron entristecidas ante tal desprecio, no lograba entender cómo todo el amor que se habían profesado se podía ir al garete por un mísero trocito de carne arrugado.
Ella no salía de su estupor, la horrible imagen de ese pellejo entumecido le había dado escalofríos, y durante días se pasó las noches en vela porque en cuanto cerraba los ojos sufría de pesadillas relacionadas con penes fimósicos y con los embutidos ibéricos.
Lady se hallaba desolada, en un verdadero sinvivir, hasta que escribiendo su diario, al que ella lo llamaba cariñosamente “El diario de Lady Frank” una idea empezó a rondar en su cabeza. Cuando mordisqueaba nerviosamente su lápiz con la mirada perdida en el cielo, avistó una estrella de seis puntas, y se dijo a si misma:
Lady_Sith: Lo encontré, si me hago judía nunca más en la vida tendré que volver a ver un pellejo, a partir de ahora entrego mi vida a los penes circuncidados! Y al mas puro Kosher, que es lo mas sano.
Dicho y hecho, la joven y recién convertida hebrea se compró una Toráh de bolsillo y empezó a estudiar rigurosamente todas las costumbres judías.
Ni el pene con la bandera del aguilucho tatuado de dangoro, ni el cipote con arrobas de dempar, así como tampoco la enorme verga de Casab^ con la gaviota pepera, ni la cabeza de nuestro querido cerdito [PSYCHO] pudieron alejar a Lady Sith de la tentación, ni el famoso Zipote de Archidona la entusiasmaba, ella siguió en sus trece, empeñada en encontrar a su amor circuncidado.
¿Encontrará Lady Frank su amor verdadero?
¿Serán sus nuevas creencias la solución a su vacío existencial?
Continuará…
Próximamente en su Blog más amado.
By Cachirulo, El Letras.
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